Ojala,
que nunca mueras,
aunque lo mereces.
Me parece,
un buen castigo,
pero no es,
lo que te deseo.
Que pagues,
en carne propia,
para que tu sientas,
como duele,
un desprecio.
Y que muerta en vida,
sufras por tu error,
es lo que te deseo.
Y que te humilles,
delante de la gente.
Para que todos miren,
que tu vanidad,
se ha caído del cielo.
Y aunque llores,
hasta quedarte ciega.
No vas a impresionarme,
no te hagas la mártir,
no vale la pena.
Y sufrirás, por que,
para decirme adiós,
jamás te di motivo.
Ahora si te duele mucho,
el haberme perdido.
Lo siento pero,
ya es muy tarde,
para arrepentirte.
Y hoy te puedes largar,
y no sin antes saber,
que no fue un gusto,
el haberte conocido.
Que pagues,
en carne propia,
para que tu sientas,
como duele,
un desprecio.
Y que muerta en vida,
sufras por tu error,
es lo que te deseo.
Y que te humilles,
delante de la gente.
Para que todos miren,
que tu vanidad,
se ha caído del cielo.
Y aunque llores,
hasta quedarte ciega.
No vas a impresionarme,
no te hagas la mártir,
no vale la pena.
Y sufrirás, por que,
para decirme adiós,
jamás te di motivo.
Ahora si te duele mucho,
el haberme perdido.
Lo siento pero,
ya es muy tarde,
para arrepentirte.
Y hoy te puedes largar,
y no sin antes saber,
que no fue un gusto,
el haberte conocido.
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